¿QUÉ ES LA TERAPIA GESTALT?

La terapia Gestalt es una terapia humanista. Centrada en lo que a las personas les sucede y lo que la persona necesita y quiere. Es una terapia experiencial que trabaja con la vivencia del momento presente, en el aquí y ahora. Con el objetivo de que la persona amplíe la conciencia sobre sí misma y consecuentemente asuma más responsabilidad sobre sus actitudes personales y sobre su lugar en la vida.
Tal vez el mayor alcance de la corriente gestáltica es que logra convertirse en un estilo de vida, que nos invita a vivirla en plenitud tanto a nivel individual como relacional. Reconociendo y aceptando lo que somos en realidad, más allá de las presiones de las creencias y los “debería” sobre lo que deberíamos ser y hacer en la vida.
Según Fritz Perls, el fundador de la terapia Gestalt, ésta tiene como objetivo “desarrollar el proceso de madurez y el potencial humano y reparar los fallos de la personalidad para restituir la totalidad del individuo”. Esto significa, que más que curar eliminando el síntoma, se propone promover el crecimiento personal y toma de conciencia para integrar las distintas partes de un todo: la persona.
Conceptos básicos de la Terapia Gestalt
* El contacto y la retirada: Las Relaciones.
El contacto con uno mismo y con el mundo (las relaciones).
Todas las necesidades del ser humano, tanto primarias (hambre, sed, protección, sexo, etc.) como secundarias (necesidad de realización) se realizan a través del contacto, el contacto con el mundo.
Las experiencias personales son las que determinan con qué será capaz de contactar la persona y también qué tipo de contacto podrá establecer. En este punto, la educación familiar y social tienen un papel fundamental. Si hemos crecido en un ambiente donde los sentimientos llamados “negativos” (tristeza, cólera, debilidad, frustración, etc.) son inmorales, inaceptables y hasta condenados, posiblemente tendremos serias dificultades para contactar con ellos. Como este contacto no se da, el individuo desviará y se protegerá desviando sus acciones por otros caminos, como sería el exceso (atracón) o la negación (ayuno) de la comida. Esto le salvaguardará de aumentar su lista de sentimientos negativos hacia el medio: frustración, ira, confusión, resentimiento, impotencia, decepción.Ligado al concepto de contacto, está el de retirada. Al relacionarnos con el mundo necesitamos el contacto, pero también necesitamos separarnos de aquello con lo que contactamos. Necesitamos retirarnos, descansar. La retirada permite, una vez satisfecha la necesidad, alejarnos del objeto y dar lugar a la aparición de una nueva necesidad con la que contactar. Cuando esto no sucede se produce generalmente por miedo al alejamiento o a la pérdida.
* El “Aquí y ahora”
La idea de “Aquí y ahora” refleja la necesidad de vivir en el presente, en el momento actual. Esto nos permite conocer nuestras percepciones, nuestros sentimientos, nuestros procesos. Nos permite darnos cuenta de aquello que estamos experimentando.
El pasado sólo existe en función de lo que representa en el presente y el futuro aún no ha llegado. Por lo tanto, lo único que realmente existe es el presente. En terapia se abordará el presente, lo que el individuo trae aquí y ahora, sin olvidarnos, claro está, que existe una historia pasada y una perspectiva al futuro. Pero aunque emerjan sentimientos o situaciones del ayer, o miedos al mañana, surgirán en el aquí y ahora, serán vivencias en este preciso instante. Frente a esta tesitura, el ser humano experimenta miedo. Miedo al dolor o a la felicidad descontrolada. Es más fácil evitar el presente que sufrirlo.
Así que cada uno de nosotros tiene sus propios mecanismos para evitar el presente: puedo ponerme nervioso, pensar en otra cosa, utilizar el humor, sonreír, relativizar lo que sucede, hacer otra cosa, pensar en el futuro o el pasado, ver la televisión, no parar de hacer cosas o de trabajar, hablar en tercera persona y de terceras personas,… o crearme barreras que me protejan contra el dolor: las resistencias.
Para darme cuenta cómo hago para evitar mi presente, la Gestalt propone ser consciente a cada momento de lo que me sucede a todos los niveles, es decir: en el plano emocional, mental y físico. Saber ¿cómo evito mi presente?, ¿qué mecanismos utilizo?, ¿qué me pasa?, ¿cómo lo hago para que me pase?, ¿qué siento o pienso en ese momento?.
Para vivir el presente debo ser capaz de enfrentarme a él, de “contactar” con él. Muchas veces el presente es doloroso y la manera que encuentro de sustraerme al dolor es evitándolo, no contactando. Si no vivo mi presente no puedo darme cuenta de lo que necesito, no puedo satisfacerlo. Si no lo satisfago, queda un vacío, un “asunto inconcluso”. Un vacío que subsanaré con la enfermedad, un vacío que intentaré llenar por ejemplo, con comiendo en exceso o ayunando.